La vida pasa realmente rápido, y nos concentramos en cosas tan vanas, repetitivas e inútiles que no aportan nada a hacer florecer el alma. Cosas que si analizamos nos sentirÃamos incluso algo avergonzados de darle un valor que no merecen en lo absoluto.
Creo fielmente que nuestro espÃritu necesita ser alimentado, nutrido y cuidado de adentro hacia afuera. Merece recibir más cosas importantes y lindas, y menos cosas que sólo desgastan y drenan.
La vida no es sencilla, pero vale la pena ser vÃvida. No todo es color de rosas, pero recuerda, puedes pintar tú mundo de los color que quieras. Házlo.
Aún te recuerdo y trato de buscar justificación para tu huÃda, pero no se puede justificar a quien ignora descaradamente y te observa desde las sombras, como si supiera que con su partida te dejó con mil preguntas y sin ninguna respuesta. No se justifica a quien te enamoró para no amarte. No se justifica.
La empatÃa es uno de los sentimientos más puros y desinteresados que puede poseer el ser humano. El simple hecho de no dejar que los sentimientos de los demás pasen desapercibidos nos hace grandes.
Esto aveces se siente como una lucha entre un diablito y un angelito en mis hombros, sabiendo claramente cual de los dos es esta voz. Es una lucha que por alguna razón siempre termina ganando el lado malo, siempre termina siendo guiada por la duda y la inseguridad, y en pocas ocasiones el otro lado obtiene la victoria.
Quienes leen y siguen mi blog saben la razón por la que surgió el mismo, conocen mis luchas y batallas internas y son concientes de mi proceso de sanación. Las heridas que provocan años y años de dolor no se borran de la noche a la mañana, por más que queramos, por más que deseemos e intentemos es algo imposible.
El tiempo es clave y la determinación aún más. Sanar es mi meta, y en el proceso empezar a vivir es lo que que quiero. Cómo entenderán aveces se pone color de hormiga, se pone complicado y lo que un dÃa dolió vuelve a doler, incluso igual o más fuerte.
Espero muy pronto llegar a un punto en dónde pueda pasarme ese miedo por dónde no da el sol y plenamente ser, hacer y sentir. Es muy jodidamente frustrante, pero debo ser paciente, porque por más que desee algo las cosas no suceden de un dÃa para otro, y menos cuando se trata de sanar, sanar en alma, cuerpo, mente y espÃritu.
P.D: Tener miedo es normal, no luchar contra el, no, no lo es.
Todos guardamos anhelos en lo más profundo de nuestro corazón, uno de los mÃos es encontrar a alguien que se quede conmigo aunque me encuentre en mi peor momento, que rÃa conmigo a causa de esos chistes estúpidos que vienen en las mentas. Supongo que estarán pensando que a lo que me refiero es que quiero enamorarme, pero no es eso, no necesariamente.
La vida ha puesto muchas personas en mi vida de las cuales he aprendido mucho, tanto cosas buenas como malas, lecciones de vida, de lo que si y no es una amistad. Personas que me han enseñado que hay almas nobles que tienen una empatÃa única y otras que creen tener la verdad absoluta y no están dispuestas a ponerse en los zapatos de los demás ni siquiera por un segundo, ni siquiera teniendo la realidad ante sus ojos.
Me he desvelado, he llorado, he rogado en silencio, he orado por una persona asÃ. He estado mucho tiempo estancada en relaciones donde doy y doy, pero no recibo lo mismo de vuelta.
Cuando soy amiga lo soy de verdad, no a medias, no de manera tibia, por eso exijo lo que entrego. Me han tachado de muchas cosas, incluso de querer usurpar un lugar que no me corresponde, me han golpeado con palabras hirientes y me han rechazado por expresar plenamente mis sentimientos.
Cuando tenga que llegar llegará. En un escrito anterior expresaba cómo intentaba apresurar las cosas con algunas personas, por el simple hecho de sentirme sola y vacÃa, obteniendo a partir de ello un resultado negativo. Me hicieron a un lado e incluso de alguna forma me hicieron sentir culpable.
Ya se de sobra lo que no es un verdadero amigo, ahora quiero conocer lo que sà es, a profundidad. Quiero experimentar una amistad de pantalla de cine, de pelÃcula.
Todo está tan tranquilo y callado. En noches como estás es cuando deseo intensamente que amanezca ya.
Es como si Morfeo se olvidó de mÃ, esta noche, bueno en realidad creo que lo hizo hace mucho. Desde que la ansiedad empeoró, mi rutina de sueño no ha vuelto a ser la misma. Es frustrante y retador, pero si no fuese porque tomo pastillas para poder relajarme y conciliar el sueño, creo que esto me pasarÃa todas las noches. Como me pasó seguido durante más de un mes.
Cuando duermo es mi momento de entera paz. No hay ansiedad ni dolor, ni llanto… Sólo yo en mi cama acurrucada, en un estado de serenidad y tranquilidad inigualable, que sólo obtengo cuando cierro los ojos y caigo en un sueño, no tan profundo, pero lo suficiente para poder descansar.
Cómo no todo es perfecto, es probable que las pastillas que tomo puedan generar una dependencia en mÃ, una adicción pues. Pero por ahora es lo único que me asegura poder conciliar el sueño las horas suficientes para no vivir como un zombie, asà que creo que estoy dispuesta a asumir el riesgo.
Una adicción serÃa algo que de verdad apestaria, pero a veces hay que tomar decisiones y contemplar los pros y los contras. Hay que estar dispuesto a sacrificar algunas cosas, para obtener otras.
Espero con toda mi alma pronto poder ir dejando la medicación. Creanme que no disfruto tener que tomar más de cinco pastillas diferentes durante el dÃa.
Es complicado, unos no verán bien y otros no estarán de acuerdo, pero en definitiva es lo que junto con la terapia psicológica me ha ayudado a apaciguar estos transtornos. El sólo recordar a la yo de unos meses atrás hace que mis ojos se llenen de lágrimas. Era una cosa, me sentÃa y me veÃa muerta en vida.
Les confieso que me aterra volver a ese punto. Me aterran los hospitales. Me aterran los doctores. Me aterra no poder dormir. Me aterra volver a sentirme como en esos dÃas, dónde lo único que querÃa era desaparecer, literalmente.
Ahora cuando rÃo lo hago de verdad y con el corazón. Quizás es cierto eso de que hay que tocar fondo para aprender a apreciar cuando estamos en la cima, aunque sea por breves instantes, pero aunque sean breves, aunque sean efÃmeros, valen todo el sufrimiento y se sienten como el cielo.
Una vez más estoy dando el primer paso, una vez más se me dificulta dejar ir a las personas que realmente quiero. Una vez más parece que me importa más que a la otra persona.
Estoy aquà recostada a su lado, estoy esperando que diga algo, aunque sea una sola palabra, pero no, nada sale de su boca. Quizás sea la señal que estaba esperando para mandar todo esto a la mierda definitivamente.
Quizás ya sea hora de marcharme, aceptar que no todo dura para siempre. Otra oportunidad, otra prueba, otra vez en el mismo cÃrculo vicioso que consume mi espÃritu.
Aún no dice nada y no creo que lo haga. Supongo que ya es hora de irme. Salgo, me encierro en el baño y siguen cayendo las lágrimas como un rÃo desbordado. Intento calmarme pero estoy enojada, estoy enojada conmigo, por seguir insistiendo.
Lo anterior lo escribà el dÃa en el que decidà dejar atrás a alguien muy importante para mi. Lo escribà estando a su lado, mientras miraba al techo de su habitación. Lo escribà con frustración y enojo, pero sobre todo con tristeza, tristeza al sentir que estaba al lado de una desconocida. Y es que no hay nada más doloroso que ver a alguien a quien quieres con todo tu ser convertirse en un extraño ante tus ojos, una persona indiferente, una persona que no era, o quizás si, pero no lo habÃa demostrado.
Nadie merece recibir menos de lo que da. Nadie merece recibir migajas de amor, migajas de atención. Nada que no sea mutuo merece la pena y mucho menos perder la paz.
Al principio cuando llegaba el dÃa en que tocaba mi cita me sorprendia con el gran número de personas que venÃan a lo mismo que yo, ver al psiquiatra. Era como un golpe de realidad, un golpe que me mostraba que yo no era ni soy la única, y que hay tantos con los transtornos que tengo o con otros más leves o peores.
Todos tenemos historias diferentes, diferentes luchas y diferentes batallas. Todos estamos atravesando por procesos retadores, procesos que nos ayudarán a crecer como personas. No importa de que Ãndole, creo que todos estos procesos se relacionan de algún modo con salud mental, porque la mente es poderosa, tan poderosa que puede hundirnos en la obscuridad, pero tambien puede sacarnos de ella. Somos lo que pensamos.
Ir a terapia es algo que ayuda muchÃsimo, es una manera de desahogo, de limpiar la mente y el corazón, un momento de liberación. No tienes que tener ninguna situación psicológica para hacerlo. Si te sientes abrumado, estresado o cansado y no hayas la forma de dejar de sentirte asÃ, ve a terapia, habla con un psicólogo, saca todo lo que piensas y sientes, y te aseguro que un gran peso se irá de tu espalda.
Soy Franselis y asisto a terapia psiquiátrica y psicológica, y no me da vergüenza decirlo, más bien me da mucho orgullo, orgullo de mà y de lo que estoy logrando. Dios sabe que no es fácil, que muchas veces siento desmayar, me siento sin fuerzas, pero aquà estoy como en cada cita, presente y dispuesta a seguir sanando .
Ese momento de reconocimiento y aceptación en el que me dà cuenta que ocultar esto no servirÃa de nada, el momento en el cual reconocà que hablando sobre mi situación, mis retos, mis sentimientos y mi experiencia podrÃa ayudar a alguien más, fue el momento en que decidà continuar y hacerlo como yo, cómo Franselis, una chica con Transtorno depresivo mayor y Transtorno de ansiedad generalizada, una chica cuya vida no debe, puede ni está definida por esos trastornos.
Ese propósito que me mueve es lo que ha mantenido este pequeño espaciado creado por mÃ, desde y con el alma, de pie. El sólo hecho de recibir mensajes de personas de todas partes expresando sus sentimientos al leer uno de mis escritos es el mejor motor para continuar.
Tomar la decisión de hablar, expresarme y que mi testimonio, mis sueños, mis anhelos, experiencias y pensamientos sean leÃdos por personas de todo el mundo ha sido la decisión más retadora y a la vez más gratificante de toda mi vida. Esto se ha convertido en una especie de salvavidas que me mantiene a flote.
Este año ha sucedido tanto. Ha sido un año de confesiones, revelaciones, sanación, decepciones, dolor, lágrimas, miedos, despedidas, pero sobre todo de crecimiento. Estoy tan agradecida con Dios y con ustedes que leen lo que escribo, con mi familia que no me ha dejado caer y con mi espÃritu inquebrantable que se mantiene fuerte a pesar de los golpes. Creanme que no podrÃa expresar en palabras todo lo que he padecido todos estos años, pero tampoco podrÃa expresar lo bueno que Dios es y ha sido conmigo, a pesar del sufrimiento y el dolor.
Esto apenas comienza. Cada dÃa vamos por más. El proceso de sanación es lento y tiene muchÃsimas altas y bajas, pero les aseguro que vale toda la pena, el sudor, las lágrimas y la vida.
Esta noche me tocó ver a una chica hermosa, tanto por dentro como por fuera, una chica que conjuga corazón, alma y espÃritu en un solo ser. La và demostrar el gran talento que posee, y ser reconocida por ello. Me tocó ver a esta chica, quien tiene una voz mágica y que nos encantó a todos cada vez que la escuchamos en el aula, en 6toB, brillar en el escenario de La Voz Dominicana.
Que felÃz me hace ver triunfar a la gente de buen corazón, que alegrÃa verla ahÃ, en televisión, transmitiendo esas vibras tan positivas que siempre ha transmitido. Ella siempre fue la artista del curso, pero ahora se ha convertido en una verdadera estrella, una que brilla tan inmensamente que su brillo puede ser visto por millones.
Clau, no tengo palabras para expresar lo orgullosa, feliz y agradecida que estoy por tÃ. La vida te regresa lo que entregas y a tà te está regresando puras cosas bonitas.