Mucho tiempo he pasado en la obscuridad, divagando por ahí. Sin rumbo ni punto fijo. Mucho tiempo he estado atrapada en un sitio no muy agradable, en ciertas ocasiones.
Todos tenemos esa voz en nuestra cabeza que nos habla, pero cuando esta te dice y empuja a hacer cosas en contra de tú salud mental, ya se convierte en una batalla, una contigo mismo. Una batalla interna que roba tu energía y te coloca en un cuarto negro dónde no puedes ver tus manos delante de tu cara.
En carne propia he librado esa batalla donde a veces gano yo, y a veces gana mi mente. Una mente lastimada y cansada de tanto luchar. Luchar contra si misma y contra el mundo, contra gente que me considera un bicho raro.
Hace poco alguien me dijo que soy como el sol, que soy especial y un ser único. Al salir de mi boca las siguientes palabras – «Soy una nube gris», Me dijo lo siguiente: – «Nooo. Eres un Sol. La nube gris, vive en los demás. Ellos son los que no tienen colores y son todo superficialidad y sin sentido. Lo que pasa es que ser tan especial como eres, hace que en ocasiones creas que eres un bicho raro. Y eres una rareza, pero una maravillosa rareza, un hermoso unicornio. Un Sol, donde solo hay oscuridad». Él dirigió así mí algunas de las palabras más hermosas que alguien jamás ha dedicado a mi persona.
Ahí entendí que yo brillo con luz propia, que soy un hermoso bicho raro, un sol radiante que tiene la capacidad de resplandecer y convertir la obscuridad en luz. Soy alguien realmente especial, cómo también lo eres tú, que estás leyendo esto.
No debemos dejar que el yugo de la obscuridad nos invada, que nos hunda en las profundidades. Cada uno de nosotros es importante y especial para alguien. Cada uno de nosotros debemos darnos importación y sentirnos especiales en nuestra propia piel.
Recuerda, tú brillas por tí sólo, porque tú eres el sol.
Esos son algunas de los cuestionamientos que nos hacemos cuando algo no pasa de acuerdo a lo que esperábamos, cuando se sale de nuestras manos o simplemente no es lo que queríamos. Son preguntas que a su vez conllevan sentimientos de impotencia que son totalmente válidos y que no nos pueden avergonzar o llegar ser juzgados por ellos.
Siempre hemos escuchado que todo pasa por algo, y pienso que es cierto. Pienso que las cosas no pasan sin una razón, que aunque al principio no podamos ver o entender, con el tiempo las respuestas llegan a nosotros de forma clara o quizás de una forma implícita. Cuando algo sucede o no sucede como nos esperamos tiene su porqué. Las cosas no sólo pasan por simple casualidad.
Yo lo he comprobado en múltiples ocasiones, dónde en un inicio me he frustrado o hecho preguntas a las cuales no tenía respuestas, pero con el paso del tiempo me he dado cuenta del propósito con el cual sucedió todo. Mi última experiencia es muy reciente y me ha ayudado a reafirmar está creencia.
No te desesperes, ni te tortures sobre pensando, porque en la vida nada es casualidad. Dios tiene guardadas cosas increíbles para cada uno de nosotros, creelo, nada pasa sin Él.
Esto te ayudará a reafirmar tu fe y esperanza, tú confianza y seguridad de que todo lo que quieras quizás no llegue, mas todo lo que necesites sí lo hará. Su tiempo es perfecto y Él es bueno en todo momento.
La heridas causadas por una persona que te importa son tan dolorosas cómo filosas navajas cortando tu piel. Incluso te preguntas qué hiciste mal.
Sobre piensas cada detalle de lo que pasó y vienen a tú mente millones de pensamientos negativos que te lastiman. Cada pensamiento que se genera en tú cabeza va formando una especie de sentimiento de rencor.
Tú alma y corazón corren el riesgo de ser un albergue para esos sentimientos. Corren el riesgo de ser cubiertos por ellos, de impregnarse de cosas feas.
Cuando se vive con rencor la felicidad desaparece. Tú corazón se vuelve duro. Ese horrible sentimiento te consume y hace daño, te envenena. Ese terrible sentimiento te ahoga y no te deja vivir en paz.
Tú eres quien vive bajo el yugo del dolor y la de desesperanza. Y aunque no lo creas, sí, el rencor causa esto y mucho más.
Perdona. No te cierres.
Perdonar te hará libre. Cierra heridas y te permite vivir en paz con los demás, pero más importante aún, contigo mismo.
Escribir es una de las formas que tengo de escapar de mi mente y no pensar tanto. Ayer como muchos de los días desde hace más años de los que me gusta recordar, no estaba con el mejor ánimo, ni la mayor disposición, ni siquiera para hacer esto que me libera un poco.
Pero ayer también, como muchos de los días desde hace más años de los que me gusta recordar, seguia guerreandola. Aunque fue ayer, no puedo dejar pasar esta fecha tan importante, la cual celebro cada día de mi vida porque cada día es una un reto, pero también una nueva oportunidad.
La Salud mental, tantas personas luchando por no caer. Tanta gente levantándose a pesar del dolor; un dolor silencio y voraz, un dolor penetrante y punzante. Nudos en la garganta y puñaladas en el corazón.
Lágrimas, lágrimas por vidas idas a destiempo, vidas que no pudieron más. Vidas derrotadas por el silencio.
Culpas, preguntas, dudas, desesperanza… Tantas y tantas palabras que podría escribir, pero nada describiría realmente lo que esto significa.
Mi mensaje es el siguiente:
Vamos a convertir las dudas en respuestas, el dolor en sanación, el odio en amor, los reclamos en comprensión, los silencios en gritos de auxilio y ayuda. Dejemos ir el miedo y dejemos entrar el valor.
La vida es más fácil cuando la vivimos con empatía, cuando nos ponemos en los zapatos de los demás y no juzgamos. La vida es más bonita cuando la podemos vivir a plenitud.
No estás solo. No estamos solos.
Vamos a vernos, vamos a sentirnos, vamos a escucharnos, vamos a apoyarnos. Vamos a hablar, vamos a mostrar que la salud mental es importante.
No eres un estorbo, no eres dramático, no eres un inútil, no es débil, la vida no es sinónimo de dolor. Tú eres importante, yo soy importante, somos importantes. 💚
Mil y una tareas, compromisos, trabajo, amigos, familia, inconvenientes, problemas, desequilibrio, salud física, mental y espiritual, tantas cosas a la vez, tantas cosas al mismo tiempo. El mundo va tan rápido y la vida es tan fugaz como el vuelo de un colibrí.
La gente se estresa. La gente carga un millón de cosas a sus espaldas. La gente sigue, sigue y sigue. La gente a veces se da por vencida. La gente no dice nada. La gente aguanta. La gente se ahoga. La gente no sabe.
La gente no dice lo que siente y lo que siente los mata por dentro. Mil y una cosas le sucede a la gente y la otra gente no lo sabe, ni se lo imagina.
La gente no sabe que entre más las cargas son menos. La gente no se imagina lo liberador que es hablar, pedir ayuda o simplemente desahogarse.
La gente debería gritar, dejar ir, respirar. La gente tiene que ser.
No sé si soy la única, pero yo tengo una lista de deseos, de cosas por hacer, anhelos por cumplir; cosas que siempre he querido llevar a cabo, pero de alguna u otra manera no he podido. Las razones de esto son fáciles de descubrir – razones bastante obvias-.
No había hecho las cosas que coloqué en la lista porque aunque el deseo estaba, ese deseo que a veces se transformaba en lágrimas de desesperación, no era suficientemente fuerte como para luchar contra la falta de motivación, la desesperanza, la depresión, la ansiedad y el miedo que todo lo anterior conlleva. No era que no quería, más bien, no podía… ¡Lo juro por Dios!
Una de las cosas que encabezan esa lista es mostrarme al mundo como verdaderamente soy, quien soy sin reservas ni filtros. Simplemente yo, sin tener que bajar la cabeza, inventar sonrisas falsas, guardarme un chiste o una carcajada, sin cohibirme, y mucho menos hacer cosas sólo para complacer a los demás.
Hoy soy quien quiero ser ( aunque falta muchísimo en lo cual trabajar), y eso es lo que muestro. Muestro lo que guarda mi escencia, esa escencia de alguien que se interesa por los demás, alguien empático, conciente, parlanchina, divertida, abierta, clara, alguien que muestra sus alegrías pero también sus tristezas.
Ya no oculto los transtornos que me aquejan. No lo hago porque en este mundo tan inmenso no soy ni la primera ni la última persona que tiene y/o tendrá que lidiar con la depresión y la ansiedad, y todo lo que estas conllevan. Lo hago porque quiero ayudar y concientizar, tocar almas y ayudar a sanar a aquellos que como yo, lo necesitan.
Hoy soy un alma agradecida por todo lo que se encuentra a mi alrededor, todo lo bonito y también lo no tanto, un alma libre y en conexión con la naturaleza. Soy aquella persona que siempre estuvo en mi interior pero no dejaba o no podía dejar salir.
Hoy puedo decir que ya salí de aquel cascaron dónde me mantenía prisionera en cuerpo, alma y espíritu. Hoy puedo gritar a los cuatro (4) vientos y en las cinco (5) esquinas que lo que importa no es la meta, sino el proceso, el camino recorrido. Un camino de sanación, si, con muchas piedras sobre el, pero también con todo lo que guarda mi interior: la fe cómo guía y compañera, la esperanza como refugio y la confianza como motor.
Mi lista de deseos es larga. Ya he dado pie a mucho de los sueños que ahí se encuentran, y a otros nuevos. Sueños locos, pero que vale la pena soñarlos y cumplirlos, trabajarlos y volverlos realidad.
Mi lista es uno de los motores que me impulsan a seguir caminando. Es una razón para continuar.
Cada anhelo cumplido se vuelve una victoria inimaginable para este ser humano que ha pasado por tanto, pero que al fin está viendo ese rayito de sol al final del túnel.
P.D. Crea tu lista de deseos y disfruta del proceso. Has que el camino hacia aquello que quieres lograr sea lo más divertido y acogedor posible pues siempre habrán obstáculos que pondrán a prueba tu fe. La recompensa será mucho más grande de lo que imaginas.
Debo confesar que una de mis cosas favoritas es observar detenidamente, sin prisa, observar movimientos, ademanes, sonrisas, ojos, rostros. Amo las sonrisas, siempre me fijo en ellas, y me he dado cuenta que hay sonrisas que parecen mágia, te enganchan y quisieras volverlas a ver una y otra vez, porque son sonrisas que salen del alma, que cautivan y contagian- no son una simple expresión facial- son un portal hacia otro mundo.
Hay ojos que te hablan y te llaman, ojos en los que te pierdes por un momento y en los cuales desearías desaparecer para siempre. Ojos que expresan todo lo que un corazón guarda, sentimientos, emociones, luchas, desvelos, fuerza, empatía… No importa el color o la forma, no importa el tamaño, lo único que importa es lo que guardan dentro. Por alguna razón mi color favorito de ojos es el negro, tan extraños, tan difíciles de encontrar, tan profundos que podrían hipnotizar, tan inefables y a la vez tan misteriosos. Juro que no me importaría perderme en unos ojos negros y quedarme allí por toda la eternidad.
Rostros, los rostros cuentan historias, historias que nunca nos podríamos imaginar, guardan sueños, luchas, anhelos, esperanza y desesperanzas, sólida y dolor, alegrías y llantos, decepciones y momentos, momentos de glorias inquebrantables y derrotas desgarradoras. No sé si soy la única que en ciertos momentos se queda observando fijamente el rostro de alguien, preguntándome cuál será su historia, qué le pasa por la cabeza, ríe por fuera y llora por dentro, se siente en paz o tiene demonios que lo atormentan.
Me pregunto si han vivido su mejor vida o se arrepienten de sus decisiones, si han amado y Sido amados, si han lastimado y sido lastimados, si tienen un corazón noble o sólo un hueco negro y profundo en el pecho. Me preguntó tantas cosas y me pongo a imaginar cómo sería estar en sus zapatos, vivir su vida por un día, sentir como siente, pensar como piensa, ver el mundo a su manera, tener sus memorias y poder analizar cada una de ellas, a detalle, sin perderme un solo segundo.
No sé si estoy loca, pero es algo que siempre he querido. Noe conformo con sólo mirar, me gusta observar, ver más allá con el inmenso deseo de tener un super poder que me permita penetrar y observar su alma.Y es que hay tanta gente, tantos secretos guardados bajo llave, tantas historias sin contar, tantas heridas sin sanar, tantos momentos de alegría que albergamos en nuestra mente como el tesoro más preciado porque fueron momentos en los que fuimos tan felices que desearíamos revivirlos una y otra vez.
Quiero conocer gente, conocer almas, escuchar historias e imaginarme que muestras las escucho las vivo en carne propia y siento cada olor, cada sabor, cada sentimiento. Quiero contar historias, historias propias e historias de aquellos que no han sido capaces de contar las suyas, quiero que me inspiren e inspirar, deseo darle voz a los que creen no tener una o no se atreven a utilizarla. Anhelo contar sueños, milagros, batallas, luchas, alegrías, amores y sobre todo VIDAS, vidas REALES, vidas que INSPIREN.
«Me da miedo hablar delante de la gente», «Quiero hacer esto, pero me juzgarán», «Me están mirando, deben estar hablando de mí», «mejor no expreso mi opinión, nadie la tomará en cuenta», «Está ropa me qué horrible, los demás se van a reir de mí «, «Estoy muy flaca», «Soy una gorda horrible», «nadie se fijará en mí»… Estas son frases o pensamientos clásicos de aquellos cuya vida se basa en la opinión de los demás, aquellos que no hacen las cosas por miedo al qué dirán y cuya autoconfianza se la ha llevado el viento o simplemente nunca existió, nunca se desarrolló, quizás por situaciones traumáticas, palabras hirientes, personas horribles que se sienten superiores haciendo sentir a los demás inferiores, y quizás debido a su gente más cercana: familia y amigos.
Imagínense vivir bajo la sombra de los demás, vivir con miedo de ser uno mismo, escondernos y encerrarnos , no salir al mundo a mostrar lo que realmente somos, sentirnos inferiores; sé que cada uno de nosotros en alguna ocasión ha experimentando ese sentimiento de inseguridad que no nos permite ver lo que realmente somos y lo que realmente valemos, un sentimiento tan abrumador que nos mantiene viendo a los demás por encima de nosotros y nos vemos a nosotros mismos como seres diminutos, rezagados y vulnerables.
Yo me he sentido de esa manera, tan pequeña e insignificante, tan débil e invisible, siempre comparandome con los demás, siempre buscando algo malo en mí y obviando todas aquellas grandes cualidades que poseo. Mi confianza era nula, prácticamente no existía; lo único que se hacía presente era una horrible sensación que me hacía ver a los demás en las altura, mientras yo estaba en el suelo. En mi caso todo esto comenzó en la adolescencia y desde hace poco estoy intentando dejarlo en el pasado y mostrar la persona que realmente soy y la persona que aspiro llegar a ser.
Lo primero es aceptar que nadie es más ni menos que los demás. Cuando dejamos atrás ese sentimiento de inferioridad estamos dando el paso inicial de un largo proceso, un proceso que valdrá la pena. Yo me encuentro en un punto en el que intento ver todas aquellas cualidades que poseeo y me hacen única, aquellas pequeñas cosas que conforman mi escencia. Debo admitir que se me olvida muy seguido, pero siempre hay alguien allí afuera que me lo recuerda, que ve en mi lo que yo debo ver.
La confianza en uno mismo es un factor determinante para crecer y alcanzar aquello que se quiere. Confiar en nosotros mismod nos hace sentir invencibles, que podemos y somos capaces de alcanzar y hacerlo todo.
Sé que es difícil pero una vez que estás dispuesto a confiar, nada te detendrá. Debes decirte a tí misma/o todas esa cosas que te hacen grande, que te hacen ser tú. Tienes que mirarte al espejo y decir: soy capaz, puedo con todo, soy hermosa/o, inteligente…mírate de pies a cabeza y agradece.
En mi proceso he hecho pequeños cambio, pero que significan un mundo para mí… He decidido cambiar mi estilo de peinado, ponerme ropa que nunca hubiese usado antes, expresar mis sentimientos, poner en su puesto a aquellos que se creen más, aprendí a maquillarme, no lo hago con mucha frecuencia, pero cuando lo hago yo misma me halago, me paro delante del espejo del baño, sonrío y me digo lo linda que soy y lo buena que estoy. Es un camino difícil en el que no siempre te sientes cómoda/o con tigo misma/o, pero son más los momentos gratificantes.
Confía en tí, en lo eres capaz de hacer, en tú valor, en tus atributos, tú habilidad. La vida es muy corta para vivir con limitaciones, sintiéndote como un cero a la izquierda. Vive como si te fueras a comer el mundo, pero recuerda, siempre respetando y sin pisotear a los demás, porque aquí hay cabida para todos.
P.D: Ponte esa ropa que siempre quisiste ponerte.
P.D2: Di algo que te hayas estado guardando.
P.D3: Mírate al espejo, desnud@, con ropa, como sea y hazte cumplidos, no sólo sobre tú cuerpo, también sobre tú personalidad, mente, tú espíritu, tú alma.
P.D3: Escucha «En guerra» de Sebastián Yatra y Camilo.
Llegamos. Fuimos recibidos por un grupo de personas en cuyos rostros se observaba una alegría tan sincera, y no solo la obligación que conlleva su trabajo, sino algo genuino, desde el corazón.
Pancartas escritas a mano y música hermosa de fondo. Una bienvenida que nunca olvidaré, una bienvenida que quedará en mi memoria y corazón por siempre… ¿Por qué? – Porque fue la bienvenida a una de las etapas más importantes de mi vida, estoy segura-.
Recuerdo que cuando llegué a Unicaribe no hubo nada de eso. Nadie nos recibió, lo que me hizo sentir tan nerviosa, tanto, que la ansiedad ocasionó algunos incidentes embarazosos de los cuales prefiero no hablar.
El aula que me tocó estaba repleta. Yo, debido a la ansiedad, no me siento nada cómoda, rodeada de tantas personas, pero adivinen qué… No me importó. No lo hizo porque la vibra era positiva, quiero decir que todos los que estábamos ahí teníamos la emoción, orgullo y felicidad a flor de piel, era un sentimiento compartido.
Maribel, que vibra tan hermosa. Una maestra dinámica y divertida que me hizo sentir como si la conociera de toda la vida. ¡Qué espíritu tan alegre!.
Como saben, a mí me gusta observar detenidamente a las personas, algo así como mirar en su interior, y lo que vi en ella fue bondad infinita. Una mujer jovial, alegre, elocuente y con una inteligencia evidente.
Pasar casi un día completo allí, no fue nada fácil, fue agotante, pero al mismo tiempo tan gratificante. Fue un día para recordar, y más que fué una experiencia compartida con mi hermana y mi primo… ¿Qué más podría pedir?
Me encamino a estudiar algo que amo, mi hermana y primo me acompañan, estoy rodeada de gente increíble, los maestros son espectaculares. La vida es buena, retribuye, y lo hace con creces, lo está haciendo conmigo en este justo momento.
P.D. La vista desde allí arriba es espectacular.
P.D. Gracias a todos, gracias, UAFAM, gracias, Dios. Esta aventura apenas comienza.
Estás en el vientre de tu madre, un pequeño espacio que será tú hogar por los próximos 9 meses ( regularmente). Ahí te va a alimentar a través de un cordón conectado a tu ombligo y verás el mundo a través de los latidos del corazón de tú mami.
Naces, abres tus ojos y ves el mundo por tí mismo por primera vez. Aún no eres consciente, actúas por instinto y necesitas del completo y complejo cuidado de quienes se hacen llamar tus padres, dos seres que tendrán que alimentarte, protegerte, educarte, guiarte….
Vas creciendo y vas desarrollando tu personalidad, vas haciendo cosas por tí mismo y vas descubriendo cada día nuevas cosas. Llega una edad en la que ya eres absolutamente conciente de todo, sabes como se supone que debes actuar según de las imposiciones de la sociedad, cuales cosas se consideran correctas y cuales no, de acuerdo a los demás. Desarrollas tú propia opinión, tú propia voz y decides en que creer y en qué no.
Siempre necesitarás de tus padres pero sabes que debes salir al mundo y aprender a vivir por tí mismo. En el proceso te vas dando cuenta de que hay palabras que pueden herir incluso más que las acciones, que la maldad existe, pero la bondad predomina, que habrán personas que llegarán y se irán, y todo eso con un propósito, créeme, algo te enseñará. Verás y oirás y sentirás tantas cosas. Verás como habrán quienes sufran por dentro, pero aún sonrían con el alma rota, verás como se cometen injusticias descaradas, como algo superficial se convierte en algo más importante de lo que realmente debería importar, verás a niños con todo y a otros sin nada, a personas sufrir por estupideces y a otras por cosas desgarradoras, personas luchando con su salud mental, personas que lo superan y aquellas que se quedan en el camino.
Oirás, oirás demasiado, palabras que te marcarán y otras a las que no le tienes que hacer caso porque son como el veneno de una serpiente, solo quieren causar daño, oirás verdades que se esconden detrás de «juegos», oirás a las personas pelearse por cosas insignificantes, oirás risas tan sinceras que te harán sonreír a tí también, oirás el zumbido del viento y el canto de las aves, a los perros ladrar de felicidad y aullar de dolor, a padres expresando cómo aman a sus hijos y a otros repudiandolos, oirás palabras despectivas, pero también cumplidos sinceros hacia tu persona que te harán darte cuenta lo valioso que eres para alguien más.
Sentirás, mierda, sentirás el dolor de los demás,pero también sus alegrías , o quizás sentirás envidia, odio, tristeza, arrepentimiento. Sentirás amor, porque te enamorarás, – a mis 20 años aún no lo he hecho-, pero te aseguro que pasará y te sentirás en el cielo, y sí, puede que te rompan el corazón, pero volverás a enamorarte. Nadie se libra de amar aunque así quiera.
Creo que a todos nos llega un punto en el que nos cuestionamos, nos preguntamos: ¿Quién soy?, ¿Quien quiero ser?, ¿A dónde pertenezco?. Yo lo he hecho infinitas veces y aún me quedan respuestas por descubrir. Unos tardarán más que otros en encontrar la respuestas a estas interrogantes.
Para responder estás preguntas, lucharas con mounstros invisibles, llorarás, experimentarás, exploraras, conocerás personas, lugares, olores, sonidos y sabores. Te pondrás a prueba y quizás tropezaras, estudiaras algo que no te apasiona y cuando te des cuenta estará en tí decidir si seguir o detenerte, serás juzgado si tú decisión es priorizar tu paz, pero también es muy probable que haya quienes te apoyen en todo el sentido de la palabra.
Irás descubriendo cuáles cosas te hacen tú, tú escencia, cuáles cosas te identifican, cosas que podrían parecer tan simples, como por ejemplo que te guste sentarte un rato al aire libre o beber una tasa de café en la mañana escuchando un poco de Jazz. Te darás cuenta de lo que te hace sentir el corazón lleno y lo que no, de lo que te divierte y lo que te enoja, de lo que quieres y lo que no.
Para encontrar respuestas lo único que tienes que hacer es vivir y en el proceso todo irá cobrando sentido. Cuando menos te lo esperes descubrirás a qué viniste a este mundo, tú vocación.
Quizás te sucedan cosas que requieran sanación, pero está bien, nadie está exento de ello. Yo estoy en un proceso de nación a través del cual me he ido dando cuenta de muchas cosas.
Me he dado cuenta que perteneces dónde te sientas amado y en paz, con quien se preocupe por tí y te respete, quien te diga la verdad a la cara. Perteneces a dónde estés por gusto y no por obligación, dónde le agradezcas cada día a Dios por estar allí.
Verás, oirás, sentirás y te preguntarás… Todo es parte de este viaje llamado vida. No siempre todo será bonito, no siempre estarás dónde quieras estar, no siempre tendrás el valor de marcharte, decir o hacer lo que deseas, pero siempre recuerda que habrá una oportunidad más de intentarlo aunque el tiempo pase muy rápido, siempre encontrarás una mano amiga, un nuevo amor, inspiración y fuerzas para seguir.
Al final, descubrirás quién eres, serás quien quieras ser y estarás justo donde perteneces, estoy segura… Y te lo dice alguien que a batallado y sigue buscando respuesta, pero que aún tiene esperanza y seguridad de que cada pieza se pondrá en su lugar, en el tiempo y momento perfecto. Así que vive y no te preocupes, Dios nunca falla.
P.D. Quiero pedir un gran favor… Siempre se amable, sueña, lucha, cuida de tí física, mental y espiritualmente, y por favor, nunca te rindas.