Un mal rato no significa una mala vida. Un mal rato sólo significa que estamos vivos, que somos seres humanos con sentimientos y emociones, seres humanos vulnerables.
Lo anterior lo aprendà a la mala . Pensaba que tenÃa una vida horrible, la cual no era digna de ser vivida y mucho menos de haberme tocado vivirla a mÃ, pero lo aprendà y lo entendÃ.
Aprendà que todo sucede por algo y que aquello que sale de nuestras manos hay que dejarlo que fluya. La vida es hermosa en cada una de sus facetas, con sus altas y bajas, claros y obscuros .
No te aferres, no idealices. La vida es más sencilla cuando dejamos de hacernos responsables por aquello que está fuera de nuestro control.
Cuida de tÃ. Cuida de tu mente y corazón.Al final, aunque muchos no lo vean asÃ, lo único que importa es la bondad de nuestras almas.
La felicidad se encuentra en lo sencillo y sólo nosotros somos responsables de nuestra propia felicidad. Las pequeñas cosas están llenas de una magia especial, búscala.
Lo primero es aceptar que nadie es más ni menos que los demás. Cuando dejamos atrás ese sentimiento de inferioridad estamos dando el paso inicial de un largo proceso, un proceso que valdrá la pena. Yo me encuentro en un punto en el que intento ver todas aquellas cualidades que poseeo y me hacen única, aquellas pequeñas cosas que conforman mi escencia. Debo admitir que se me olvida muy seguido, pero siempre hay alguien allà afuera que me lo recuerda, que ve en mi lo que yo debo ver.
La confianza en uno mismo es un factor determinante para crecer y alcanzar aquello que se quiere. Confiar en nosotros mismod nos hace sentir invencibles, que podemos y somos capaces de alcanzar y hacerlo todo.
En mi proceso he hecho pequeños cambio, pero que significan un mundo para mÃ… He decidido cambiar mi estilo de peinado, ponerme ropa que nunca hubiese usado antes, expresar mis sentimientos, poner en su puesto a aquellos que se creen más, aprendà a maquillarme, no lo hago con mucha frecuencia, pero cuando lo hago yo misma me halago, me paro delante del espejo del baño, sonrÃo y me digo lo linda que soy y lo buena que estoy. Es un camino difÃcil en el que no siempre te sientes cómoda/o con tigo misma/o, pero son más los momentos gratificantes.
Todo está tan tranquilo y callado. En noches como estás es cuando deseo intensamente que amanezca ya.
Es como si Morfeo se olvidó de mÃ, esta noche, bueno en realidad creo que lo hizo hace mucho. Desde que la ansiedad empeoró, mi rutina de sueño no ha vuelto a ser la misma. Es frustrante y retador, pero si no fuese porque tomo pastillas para poder relajarme y conciliar el sueño, creo que esto me pasarÃa todas las noches. Como me pasó seguido durante más de un mes.
Cuando duermo es mi momento de entera paz. No hay ansiedad ni dolor, ni llanto… Sólo yo en mi cama acurrucada, en un estado de serenidad y tranquilidad inigualable, que sólo obtengo cuando cierro los ojos y caigo en un sueño, no tan profundo, pero lo suficiente para poder descansar.
Cómo no todo es perfecto, es probable que las pastillas que tomo puedan generar una dependencia en mÃ, una adicción pues. Pero por ahora es lo único que me asegura poder conciliar el sueño las horas suficientes para no vivir como un zombie, asà que creo que estoy dispuesta a asumir el riesgo.
Una adicción serÃa algo que de verdad apestaria, pero a veces hay que tomar decisiones y contemplar los pros y los contras. Hay que estar dispuesto a sacrificar algunas cosas, para obtener otras.
Espero con toda mi alma pronto poder ir dejando la medicación. Creanme que no disfruto tener que tomar más de cinco pastillas diferentes durante el dÃa.
Es complicado, unos no verán bien y otros no estarán de acuerdo, pero en definitiva es lo que junto con la terapia psicológica me ha ayudado a apaciguar estos transtornos. El sólo recordar a la yo de unos meses atrás hace que mis ojos se llenen de lágrimas. Era una cosa, me sentÃa y me veÃa muerta en vida.
Les confieso que me aterra volver a ese punto. Me aterran los hospitales. Me aterran los doctores. Me aterra no poder dormir. Me aterra volver a sentirme como en esos dÃas, dónde lo único que querÃa era desaparecer, literalmente.
Ahora cuando rÃo lo hago de verdad y con el corazón. Quizás es cierto eso de que hay que tocar fondo para aprender a apreciar cuando estamos en la cima, aunque sea por breves instantes, pero aunque sean breves, aunque sean efÃmeros, valen todo el sufrimiento y se sienten como el cielo.