Una vez más estoy dando el primer paso, una vez más se me dificulta dejar ir a las personas que realmente quiero. Una vez más parece que me importa más que a la otra persona.
Estoy aquà recostada a su lado, estoy esperando que diga algo, aunque sea una sola palabra, pero no, nada sale de su boca. Quizás sea la señal que estaba esperando para mandar todo esto a la mierda definitivamente.
Si, estoy llorando, justo a su lado y ni siquiera se da cuenta. Ya me he desgastado mucho, he llorado mares y cada vez las cosas son iguales, yo la de los sentimientos y esta persona a mi derecha, frÃa, aunque no sé si por dentro le duela al igual que a mÃ. Si le duele está fingiendo muy bien.
Quizás ya sea hora de marcharme, aceptar que no todo dura para siempre. Otra oportunidad, otra prueba, otra vez en el mismo cÃrculo vicioso que consume mi espÃritu.
Aún no dice nada y no creo que lo haga. Supongo que ya es hora de irme. Salgo, me encierro en el baño y siguen cayendo las lágrimas como un rÃo desbordado. Intento calmarme pero estoy enojada, estoy enojada conmigo, por seguir insistiendo.
Su madre viene a hablar conmigo y me dice que su hija estaba esperando que yo hablara primero, y sólo pienso – » siempre he hecho todo primero en esta amistad, entré a tú habitación, me recosté a tu lado, ¿Qué más querÃas?… Ya lo he dado todo» .
Lo anterior lo escribà el dÃa en el que decidà dejar atrás a alguien muy importante para mi. Lo escribà estando a su lado, mientras miraba al techo de su habitación. Lo escribà con frustración y enojo, pero sobre todo con tristeza, tristeza al sentir que estaba al lado de una desconocida. Y es que no hay nada más doloroso que ver a alguien a quien quieres con todo tu ser convertirse en un extraño ante tus ojos, una persona indiferente, una persona que no era, o quizás si, pero no lo habÃa demostrado.
Nadie merece recibir menos de lo que da. Nadie merece recibir migajas de amor, migajas de atención. Nada que no sea mutuo merece la pena y mucho menos perder la paz.
Lo intenté un millón de veces. Dà el primer paso un millón de veces y nunca recibà lo mismo. Te quiero, pero me quiero más a mi.
Adiós.
Franselis – FACINGLIFE ✨💛