No sé si soy la única a la que le ha pasado que quiere algo intensamente, quiere hacerlo, pero simplemente no puede, algo la detiene. Pues por muchos años esto fue una constante en mi vida. Una constante desgastante, que me aprisionaba y mantenía siguiendo un horrible círculo vicioso, como quien hace lo mismo una y otra vez aunque salga lastimado una y otra vez. Hablo es pasado, pero la verdad es que sigue aquí, conmigo, acompañándome.
Hay algo en mi interior que siente un deseo y anhelo inmenso por la realización de ciertas cosas, pero también existe una pequeña pero persistente voz que me detiene. Se preguntarán cuál es la táctica que usa esta fastidiosa vocecita para hacerme desistir… Lo que hace es decirme todas y cada unas de las cosas, las razones, que me llevarán a arruinar eso que quiero tener.

Esto aveces se siente como una lucha entre un diablito y un angelito en mis hombros, sabiendo claramente cual de los dos es esta voz. Es una lucha que por alguna razón siempre termina ganando el lado malo, siempre termina siendo guiada por la duda y la inseguridad, y en pocas ocasiones el otro lado obtiene la victoria.
Quienes leen y siguen mi blog saben la razón por la que surgió el mismo, conocen mis luchas y batallas internas y son concientes de mi proceso de sanación. Las heridas que provocan años y años de dolor no se borran de la noche a la mañana, por más que queramos, por más que deseemos e intentemos es algo imposible.

El tiempo es clave y la determinación aún más. Sanar es mi meta, y en el proceso empezar a vivir es lo que que quiero. Cómo entenderán aveces se pone color de hormiga, se pone complicado y lo que un día dolió vuelve a doler, incluso igual o más fuerte.
El miedo es una de esas cosas que no desaparecen, y no me refiero a ese miedo común en todo ser humano, me refiero a ese miedo caracterizado por la inseguridad y confianza cero. Un miedo tan jodido que incluso cuando ya crees saber quién eres te hace dudar y tambalear. Un miedo que paraliza y te hace retroceder.
He evolucionado increíblemente, a un punto que a veces olvido a ese ser triste y gris que alguna vez fuí y qué uno que otro día vuelve a visitarme. Como quisiera ser capaz de permitirme hacer y sentir todo aquello que quiero, pero tengo miedo, esa es la verdad, tengo muchísimo miedo.
Espero muy pronto llegar a un punto en dónde pueda pasarme ese miedo por dónde no da el sol y plenamente ser, hacer y sentir. Es muy jodidamente frustrante, pero debo ser paciente, porque por más que desee algo las cosas no suceden de un día para otro, y menos cuando se trata de sanar, sanar en alma, cuerpo, mente y espíritu.
P.D: Tener miedo es normal, no luchar contra el, no, no lo es.
EL autor norteamericano Dean Graziosi le llama a esa voz interna, que siempre tiene un comentario para opacar cualquier idea, iniciativa, proyecto, etc., nada más y nada menos que “El Villano” que llevamos por dentro. Como lo lo alimentamos y podemos aprender a callarlo.
Bastante identificado con este post! Saludos!
Me gustaMe gusta