Él.

¿Por qué perdí ese trabajo?

¿Por qué no recibí esa beca?

¿Por qué no funcionó ese negocio?

Uno y mil «porqués»

Esos son algunas de los cuestionamientos que nos hacemos cuando algo no pasa de acuerdo a lo que esperábamos, cuando se sale de nuestras manos o simplemente no es lo que queríamos. Son preguntas que a su vez conllevan sentimientos de impotencia que son totalmente válidos y que no nos pueden avergonzar o llegar ser juzgados por ellos.

Siempre hemos escuchado que todo pasa por algo, y pienso que es cierto. Pienso que las cosas no pasan sin una razón, que aunque al principio no podamos ver o entender, con el tiempo las respuestas llegan a nosotros de forma clara o quizás de una forma implícita.
Cuando algo sucede o no sucede como nos esperamos tiene su porqué. Las cosas no sólo pasan por simple casualidad.

Yo lo he comprobado en múltiples ocasiones, dónde en un inicio me he frustrado o hecho preguntas a las cuales no tenía respuestas, pero con el paso del tiempo me he dado cuenta del propósito con el cual sucedió todo. Mi última experiencia es muy reciente y me ha ayudado a reafirmar está creencia.

No te desesperes, ni te tortures sobre pensando, porque en la vida nada es casualidad. Dios tiene guardadas cosas increíbles para cada uno de nosotros, creelo, nada pasa sin Él.

Esto te ayudará a reafirmar tu fe y esperanza, tú confianza y seguridad de que todo lo que quieras quizás no llegue, mas todo lo que necesites sí lo hará. Su tiempo es perfecto y Él es bueno en todo momento.