No todos tienen el don, la intención y la sensibilidad para mirar, observar detenidamente, sin prisas, con curiosidad, con la mente y el corazón abiertos; pocos pueden ver más allá, ver almas, y sólo algunos dentro de esos pocos con dicho don, además de ver almas, pueden captarlas en cámara, captar un instante mágico que muestra el rostro de un niño, niña, envejeciendo… Cualquier persona que con tan sólo una mirada te cuenta mil y una historias, te muestre mil y una luchas y te transmita mil y un sentimientos.

Ernesto, Ernesto Rios, mercadólogo dominicano, un dominicano de pura cepa quien tuvo un reinvención que podría describirse como extraordinaria e inesperada, catarsica y poderosa, un hombre con un amor incondicional hacia San José de Ocoa, el café, su perro, Seven, un buen cigarro y el arte de capturar momentos que hablan por si solos, como si un poco de la escencia de las personas o lugares fotografiados hubiese quedado impregnada en cada imágen, él posee esa capacidad de ver más allá. Ríos Viñas evolucionó, y su evolución trajo consigo el trabajar para grandes marcas, fotografiar a figuras como Tania Báez y la Chef Tita, pero está evolución permitió lo que para mí es lo más destacable, el descubrimiento de su vocación, y no me refiero sólo a la fotografía, más que nada y aún más importante y significante, hablo de su vocación de servicio y ayuda, su don de gente, características admirables que lo han llevado a captar con el lente de su cámara rostros llenos de historias, miradas que dicen más de lo que cualquiera se podría imaginar, sonrisas que te hacen recordar y reconocer que el dominicano está hecho de alegría, bondad y humildad, rostros en los cuales yacen las marcas de batallas, alegría, tristezas, triunfos, amores, sufrimiento, gozo o tan sólo la inocencia pura y simple, la inocencia que aún no ha sido quebrantada.


Capturando a personas humildes, no sólo en fotos sino que además en vídeos, videos que transmiten un sentimiento de paz al ver y escuchar a gente que a leguas se nota que tienen corazones tan grandes que no caben en sus pechos. Personas que agradecen cada cosa que tienen ,por poco que sea, y que están dispuestas a compartirlas con cualquiera, incluyendo desconocidos que llegan con cámaras, aparatos que quizás ellos nunca habían visto, desconocidos que llegan a cambiar sus vidas y que salen con las suyas transformadas.
Su pasión es la «Fotografía con propósito», lo cual se ha convertido en un proyecto, encabezado por él, proyecto que ha surgido para alegrar y ayudar a almas sinceras, solidarias, trabajadoras y sabías, sumamente sabías, a las que la vida les ha enseñado todo lo que saben, y eso lo transmiten a los demás mediante sus actos y palabras, palabras que guardan enseñanzas imensurables e invaluables. Ya han sido muchas las vidas que se han visto tocadas por esta iniciativa, iniciativa gracias a la cuál ángeles de todas las clases sociales brindan ayuda y aportan su granito de arena a aquellos que han visto a través de el lente de Ernesto, a aquellos cuya mejor prenda es su sonrisa y no necesitan posar porque la espontaneidad es parte de su ser y eso es lo que muestran, cero máscaras y sonrisas fingidas, pero mucha autenticidad y emoción. Una de las últimas historias fue la de Don José, un humilde y entregado agricultor, historia que me llegó al alma por la razón de que mi padre es Agricultor lo cual me llena de orgullo, porque al igual que ellos yo amo la tierra con cada fibra de mi ser. Don José representa lo que es el hombre de campo, un hombre sabio, un hombre que a través de «Fotografía con propósito» y gracias a un patrocinador recibió un regalo que mejorará su calidad de vida, un regalo totalmente merecido.

La primera vez que ví una foto de Ernesto Rios Viñas, este increíble ser humano que aunque no conozco en persona, admiro en sobremanera, fue la imagen de una pequeña en la frontera, una pequeña que tenía una mirada tan penetrante que me dió la sensación de que podía ver mi interior. Desde ese momento y hasta hoy sigo su trabajo, me deleito observando su talento a través de las imágenes que captura y compruebo que es uno de los buenos cuando veo el rostro feliz de alguien que a veces con un simple cumplido se da por bien servido, o una dama que al recibir una rosa no encuentra palabras para expresar su agradecimiento, esto, demostrando lo grandes que son y lo grande que es él.
Creo firmemente que quienes se cruzan en el camino de Rios tienen suerte, pero mucha más suerte tiene él, porque la satisfacción, los consejos y las enseñanzas que adquiere de ellos, valen, valdrán, significan y significarán el mundo. Es increíble como la vida te recompensa el ser un buen ser humano.

Espero que las aventuras no se detengan y que cada vez sean más los seres especiales que se crucen en su camino. Espero que el corazón siempre esté puesto en cada proyecto, en cada iniciativa, en cada jornada transformadora de vidas, y que sus fotografías nunca pierdan su mágia, magia que viene de las personas retratadas, que hacen posible que se siga desarrollando y que exista » fotografía con propósito», fotografía inspiradora, fotografía que vale la pena y el alma.
Franselis Trinidad.